lunes, 26 de septiembre de 2016

¿Por qué es tan difícil ganarle un debate a Donald Trump?


Para entender el nerviosismo de los seguidores de Hillary Clinton en vísperas de su debate presidencial de este lunes contra Donald Trump, algunos traen a colación recuerdos infantiles, de la época de la escuela.

En especial, ese momento terrorífico en las peleas de patio escolar en donde el estudiante de buena conducta buscaba al indisciplinado e intentaba razonar con él, tratando de convencerlo con argumentos.

Pero éste le respondía con un insulto de brutal eficacia que desarmaba a su oponente, dejándolo sin palabras, en ridículo.

Varios expertos consultados por la BBC dicen que Hillary Clinton podría terminar abrumada de esa manera por el candidato republicano en el primero de tres debates, que puede definir quién gane la elección presidencial estadounidense.

Es evidente la superioridad de Clinton sobre Trump en el conocimiento de la sustancia de los temas que se tocarán en el debate.



La candidata demócrata lleva meses memorizando la letra menuda, los detalles técnicos, las aristas complicadas de las políticas que propone.

Ensaya situaciones posibles. Hace que sus asesores simulen el papel de Trump para tener preparada una respuesta a cada posible salida del volátil candidato republicano.

Clinton es además una de las candidatas más experimentadas que haya buscado la presidencia, luego de décadas de desempeño como activista por los derechos de los pobres, Senadora y Secretaria de Estado.

Se enfrenta a un rival que no ha ocupado un cargo público y que revela desconocimiento sobre temas cruciales de la discusión pública.

Trump, además, se vanagloria de no estar estudiando para su confrontación con Clinton.

Y, sin embargo, puede que nada de eso importe para definir quién ganará el debate del lunes.

"De lo que Hillary tiene que cuidarse es de cuando ella entregue una respuesta intelectualmente sólida a una pregunta y trate de relacionarla con alguna cosa mala que haya hecho Trump", le dice a la BBC Michael Steele, expresidente del comité directivo del partido Republicano.

"En ese momento Trump va a responder: 'y eso que importa, si de todos modos tu no le agradas a la gente", puntualiza Steele.

También reconoce el peligro que afronta Clinton en este debate.
"Trump es errático, insulta a sus contrincantes para dejarlos fuera de base", le dice a la BBC.

Lo recordará bien Jeb Bush, contrincante de Trump en las elecciones primarias republicanas.

En uno de los debates presentó un elaborado discurso para criticar al magnate, quien simplemente contestó endilgándole a Bush el devastador apodo de "low energy" (baja energía), subraya Steele.
Bush nunca se recuperó.

Clinton se enfrenta el lunes a un virtuoso en el manejo de su imagen en televisión.

Luego de años de experiencia como estrella de programas de "reality", domina la pantalla chica como pocos. Y eso puede ser un arma letal en el escenario político.

Lo saben todos los candidatos estadounidenses desde el célebre debate televisado entre Richard Nixon y John F. Kennedy en 1960. Nixon era considerado el candidato más experto, pero Kennedy sabía cómo proyectar una imagen más atractiva ante las cámaras y usó eso para ganar la elección presidencial.

"Clinton corre el riesgo de ser el equivalente de Richard Nixon en este debate", advierte a la BBC Barbara Perry, experta de la Universidad de Virginia en la historia de estos debates.

La reciente enfermedad de Hillary Clinton, quien debió guardar reposo algunos días después de ser diagnosticada con neumonía, aumenta el peligro que sea ella la que podría dar la apariencia de debilidad y de una imagen poco atractiva en televisión, puntualiza Perry.

"Tiene que arreglarse bien, salir bien maquillada", anota.

Y conectarse emocionalmente con la gente. Algo que, muchos expertos aseguran, no le viene fácil a Clinton, quien muchas veces es juzgada como fría y distante.

@reuter