viernes, 28 de julio de 2017

Trump amenaza con represalias comerciales a los países centroamericanos que no acepten deportados


El presidente Donald Trump viajó este viernes al condado de Suffolk, una de las localidades más castigada por la violencia de bandas callejeras como el MS-13, para calentar el debate sobre la inmigración. 

Defendió la construcción del muro fronterizo con México y pidió recursos para reforzar el operativo de la policía de inmigración (ICE). Y amenazó con adoptar represalias comerciales contras los países centroamericanos que no acepten a los deportados.

Trump reiteró que las organizaciones criminales están “explotando” las vulnerabilidades en la frontera sur para meter a su gente en el país, “por eso tenemos que construir el muro”. 

“Le vamos a hacer un favor a México”, comentó, “porque saben que ya no van a poder entrar por ahí”. El presidente también aprovechó para cargar contra los alcaldes que impiden a sus policías “hacer su trabajo”.


El presidente, que recurrió a un lenguaje muy populista y gráfico a la hora de presentar la brutalidad de la violencia de La Mara Salvatrucha, proclamó que los días de la política de brazos abiertos a la inmigración ilegal “se acabaron”. 

Y animó a las fuerzas del orden con un "no seáis amables" a que actúen "con dureza" frente a estos criminales. “Os encontraremos, os arrestaremos, os encarcelaremos y os deportaremos”, insistió.

“Van a ir directos de vuelta a sus países”, reiteró ante un público entregado. Y comentó que acto seguido que si algún país no acepta de vuelta a estos miembros de las bandas, su negativa afectará a las relaciones comerciales. 

Trump se mostró así partidario de “utilizar el poder económico” de EE UU en cuestiones de seguridad nacional. “Para mi todo importa y los que se negaban ahora lo aceptan”, afirmó.

La visita de Trump se produce una semana después de que la fiscalía del distrito Este de Nueva York presentara cargos penales contra tres miembros de la MS-13 tras mutilar el pasado mes de abril a cuatro adolescentes en un parque público de Central Islip. 

“Los chavales fueron brutalmente golpeados, acuchillados y apuñalados hasta la muerte en un horrible frenesí de violencia”, de acuerdo con las autoridades.

Ciudades santuario

Thomas Homan, director en funciones del ICE, aseguró que su agencia colabora con los departamentos de policía local para identificar a los criminales más violentos. También pidió a las comunidades de inmigrantes que les ayuden “a arrestar a los malos”. 

Así mismo, considera que las ciudades santuario debe cooperar. “Son un imán para las organizaciones criminales”, reiteró, “eso debe cambiar”.


La policía de Suffolk lleva contabilizados 17 asesinados por parte del MS-13 durante el último año y medio, la mayoría en los vecindarios de Brentwood y Central Islip. 

Las autoridades federales empezaron a prestar atención a esta localidad después de que dos amigas fueran asaltadas en septiembre en plena calle. Hay 25 personas procesadas desde entonces, casi todos de El Salvador y Honduras.

El fiscal general de EE UU, Jeff Sessions, ya estuvo en Long Island la pasada primavera unos días después de la masacre para ofrecer el apoyo a las autoridades locales. 

Entonces dijo que la situación en el condado de Suffolk está en el corazón del debate sobre la violencia que azota a los suburbios. Este pasado jueves viajó a El Salvador para reforzar la cooperación internacional con el país centroamericano.

Protestas

Trump y Sessions están utilizando, además, la espiral de violencia en Suffolk como símbolo para defender acciones más agresivas contra la inmigración ilegal. El ICE informó el mes pasado que se produjeron 772 arrestos de miembros y personas vinculadas al MS-13 desde octubre de 2016. 

Las comunidades de inmigrantes, sin embargo, temen ser deportadas si dan un paso al frente y acuden a la policía.

La visita de Trump a este condado, de hecho, fue recibida con protestas de vecinos que consideran que el presidente está sacando tajada de una tragedia local en su propio beneficio político y, en particular, para echar más leña a su agenda contra la migración. 

“Es muy triste”, valoran los activistas de Make the Road New York, “por eso decimos alto y claro que no es bienvenido aquí”.

@elpais