Por: Fernando Martínez
La decisión del gobernador Andrew Cuomo de mantener la orden ejecutiva de cierre de restaurantes a las 11 de la noche, incluyendo el protocolo de que los neoyorquinos deben comprar comida cuando toman algo en un bar, fue extendida hasta el 6 de mayo, causando la “furia” de esta industria en Nueva York y un revés para 90 locales de todo el estado que habían interpuesto una medida judicial para frenar la medida.
Empresarios del sector aducen que no hay absolutamente ninguna prueba que haya un riesgo de una gran transmisión viral proveniente de restaurantes porque permanezcan abiertos un par de horas más.
La Alianza de Hospitalidad en la ciudad de Nueva York emitió este viernes un comunicado que advierte que han abogado por levantar el toque de queda para estos establecimientos, ya que plantea desafíos operativos y financieros.
“Entre otros problemas, alienta a los clientes a abandonar nuestros negocios que están altamente regulados y continuar su noche dentro de apartamentos no regulados y otros espacios donde no se toman las precauciones de seguridad”, criticó esta organización.
“No tiene poderes”
En noviembre pasado, el mandatario estatal emitió la Orden Ejecutiva 202.74 que impuso a las 10 p.m. toque de queda para bares, restaurantes, gimnasios, gimnasios y otras instalaciones en todo el estado.
A principios de este año, extendió el toque de queda a las 11 p.m, y la semana pasada, lo levantó por completo para gimnasios, centros de fitness, casinos, cines y salas de billar a partir del 5 de abril. Sin embargo, la regla fue ratificada para bares y restaurantes, advirtiendo que sería reevaluado el próximo mes.
Pero la resistencia de esta medida no surgió, como era predecible, solo de voceros esta golpeada industria, también legisladores estatales confrontaron a Cuomo recordándole que “no tiene poderes especiales” para esta acción calificada como “arbitraria”.
“A pesar de las afirmaciones de las mayorías demócratas de que revocaron los poderes de emergencia del gobernador, todavía existen mandatos atroces que no tienen absolutamente ninguna base científica. Estas reglas siguen vigentes por un capricho que sigue dañando nuestras pequeñas empresas.”, dijo el líder republicano del Senado, Robert Ortt.
Miembros de la bancada republicana argumentan que el toque de queda ha tenido un “impacto terrible” en los resultados de innumerables pequeñas empresas de la industria hotelera, al reducir la cantidad de clientes a los que pueden atender cada noche.
“Estos cortes de horario sin ninguna base científica están desapareciendo en los estados vecinos. Y Nueva York debe hacer lo mismo de inmediato”, dijo el senador George Borrello.
Medidas prudentes
Con el clima primaveral que incentiva el ánimo de la gente a salir, los propietarios de restaurantes sacan cuentas que lo alejan de sus planes de recuperación.
“En un restaurant finalmente lo que más deja un mayor margen de ganancia son los tragos. No tanto la comida. Y ese par de horas que nos cortan pueden ser la diferencia entre cubrir los costos del negocio. Y por supuesto impacta nuestra propina”, comentó Miguel Acevedo un bartender brasileño de un restaurante en el centro de Manhattan.
Portavoces de la gobernación de Nueva York compartieron con medios locales que las Autoridades de Salud está tomando a pulso “medidas prudentes por muchas razones científicas, entre ellas el hecho que hay que poner en observación la forma cómo se sigue expandiendo la nueva cepa del COVID-19”.
Y en efecto, las variantes de coronavirus ahora representan casi el 80 por ciento de los casos de COVID-19 en la Gran Manzana, informaron funcionarios de salud de la ciudad esta semana.
La variante local de la ciudad de Nueva York, que los funcionarios de salud sospechan que es más contagiosa que la cepa original, representó el 45 por ciento de las muestras examinadas entre el 22 y el 28 de marzo, según el informe reciente del Departamento de Salud de la ciudad de Nueva York (DOHMH)
Los datos revelan que la llamada variante británica del virus, que también se cree que es mucho más contagiosa, representó otro 30 por ciento de los casos.
Los científicos de la ciudad examinaron la composición genética de las muestras de virus recolectadas de 1.500 casos durante el período de siete días para llegar estas conclusiones.
El dato:
1,000 bares restaurantes han cerrado definitivamente sus puertas en la Gran Manzana desde marzo de 2020 debido a la recesión económica provocada por la pandemia.